jueves, 29 de julio de 2010

EM-PAPEL


Hace días que ni subo...


viernes, 2 de julio de 2010

EL SUEÑO QUE QUIERE DORMIR

Su materialización de los sueños y las características de su obra testimonian la aspiración surrealista de mostrar universos desconocidos pero verosímiles, gracias al arte ilusionista de la pintura.

Su vocación se manifestó cuando casualmente vio un cuadro de Giorgio Chirico, se lanzo entonces a una intensa exploración interior que le permitió enlazar con el surrealismo y estimulando así su estilo personal lleno de sentimientos.

El tiempo amueblado/ Yves Tanguy


Al mirar sus pinturas no sabemos dónde nos encontramos ya que las figuras se definen como extraños signos filiformes a modo de algas o meteoritos que flotan en un espacio subacuático o a algún universo sideral. Tanguy mantuvo siempre este carácter onírico.

Escultores posteriores como Isamu Noguchi hicieron en mármol formas tridimensionales inspiradas en Yves Tanguy, mostrando el trascurso desde el

LOS DOMINGUEROS


Tarde de domingo en la isla de la Grande Jatte es un cuadro del pintor neoimpresionista francés Georges Seurat, ejemplo puntillista considerado por muchos una de las pinturas más relevantes del Siglo XIX.

La isla de la Grande Jatte se encuentra en el río Sena, en París, que por muchos años fue un sitio industrial y en los últimos años pasó a albergar jardines públicos y un conjunto residencial. En 1884 era un paisaje bucólico alejado del centro de la ciudad.


Seurat pasó dos años pintando el cuadro, concentrándose escrupulosamente en el paisaje del parque. Rehizo varias veces el original y completó numerosos bocetos y esquemas preliminares. Se sentaba a menudo en los jardines y hacía numerosos bocetos de las distintas figuras a fin de perfeccionarlas. Puso especial cuidado en el uso del color, luz y formas.

Basado en el estudio de la teoría óptica del color, contrastó puntos minúsculos de color que, a través de la unificación óptica, forman una figura coherente en el ojo del observador. Creía que esta forma de pintura, conocida luego como puntillismo, haría los colores más brillantes y fuertes que pintados a pinceladas. Para hacer la experiencia aún más realista, rodeó el cuadro con una trama de puntos que a su vez limitó con un marco simple de madera clara. de esta forma se lo exhibe aún en el Instituto de Arte de Chicago.

Para este cuadro Seurat empleó el nuevo pigmento "Amarillo de zinc", más visible en las zonas amarillas iluminadas, pero también en combinación con naranjas y azules. Luego de completada la pintura, el amarillo de zinc se oscureció paulatinamente hasta tonos de marrón, defecto que se apreció ya en vida de Seurat.