sábado, 13 de marzo de 2010

CHEMA MADOZ

No todo es lo que parece, y Chema Madoz (Madrid,1958) se encarga de ponerlo en evidencia; es un especialista del engaño.
De él surgen nuevos universos recónditos, nuevas dimensiones que de la mano de la metáfora conmueven la percepción de la realidad más inmediata. El absurdo, la paradoja y el humor se dan cita en el estudio del fotógrafo. La idea inicia su proceso de superación del objeto y establece una descontextualización Dadá. La ironía con la que Madoz asalta modelos reconocibles establece una relación con el espectador que le conduce por los caminos de un universo paralelo y así hasta los límites de la imaginación.


Buscó siempre un tipo de imagen con el que se identificase y desde entonces siempre ha creado un hilo conductor. Sus fotografías son en blanco y negro primero por motivos por el hecho de que era más fácil trabajar en el laboratorio que el color. Transitó entre los grises porque con el color siempre puedes datar una imagen, pero el blanco y negro es más intemporal. Además, es una reelaboración de la realidad. Al carecer de color, las imágenes pertenecen a un territorio distinto que tiene que ver más con lo imaginario. El resultado es esa clase de fotografía sorprendente al ojo sobresaltado, los segundos de alucinada observación y, por fin, la conclusión de que nada es lo que parece y nada parece lo que es.

Su obra es tremendamente fiel a sí misma, pero Madoz considera que ha evolucionado con los años. Al principio el objeto estaba ahí y el trabajo era puramente fotográfico. Pero con el paso del tiempo empezó a fabricar objetos y las imágenes adoptan un carácter más escultórico, la instalación empieza a formar parte de la obra. El registro es siempre fotográfico, pero me parece que se va complicando.


La revolución digital no le preocupa. Ha utilizado la nueva tecnología en contadas ocasiones porque siempre le ha resultado suficiente interesante manipular los objetos digitalmente. Aunque le interesan las posibilidades que ofrece para seguir experimentando y no la rechaza porque permite un tipo de manipulación que no se puede hacer de otro modo. Él sigue utilizando la película porque ofrece una calidad muy particularpara que los matices y atmósferas no se pierdan por el camino.

En sus primeras obras aparecían seres humanos, pero desde los noventa ha centrado su trabajo en la fotografía de objetos a los que modifica o acentúa alguna cualidad convirtiendo las obras en auténticos poemas visuales. Madoz se considera un escultor de objetos que trabaja desde el punto de vista de un fotógrafo y utiliza la fotografía como registro de la memoria.

Quizá el atractivo de la obra de Madoz sea a la vez su mayor dificultad: conseguir imágenes tan poderosas a partir de objetos cotidianos que, sometidos a diversas transformaciones, producen un efecto sorprendente.

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